miércoles, 22 de agosto de 2012

Kamisaraki!

Recuerdo que desde muy pequeña tenía esa imagen de mi abuelo Jesús y yo mirando el Lago Titicaca. Y puesto que nunca pise suelo puneño en mi niñez, ésta imagen era fácilmente confundible con un episodio de paramnesia.

Pasaron los años y no podía sacarme de la cabeza esa imagen, la tenía tan bien dibujada que ya no había tanta diferencia en vivirla o seguir evocándola.
Definitivamente para mi abuelo Jesús, los recuerdos de su tierra natal eran mucho más profusos y reales que ésa imagen.
Pues bien, gracias a Dios y luego de muchos años, tuve la bendición de poder viajar a Puno con mi abuelito y mi esposo.

El sábado 04 de agosto del 2012a las 11:00am, llegamos al aeropuerto internacional Jorge Chávez- Lima. Mi abuelito nos contó que el aeropuerto fue construido en los años 70, anteriormente ese lugar estaba ocupado por dos asciendas enormes que Velasco decidió entregar a los agricultores.
Luego de esperar unos cuantos minutos abordamos el avión rumbo a Cusco, una parada de paso hacia el aeropuerto internacional Inca Manco Cápac-Juliaca. Donde nos recibieron con tanto amor mi tía abuela Lucy y sus hijos.
En Juliaca pudimos visitar a mi tío abuelo Lucho,  9 años mayor que mi abuelo Jesús. Quien conservaba en esos 94 años, su porte de policía del cual está tan orgulloso.

El segundo día en Puno, tuvimos un espectacular desayuno con caldo de cabeza (literalmente). Y acompañados de un radiante sol, partimos a nuestra visita a la zona Sur de las islas de los Uros. Fue una experiencia maravillosa estar sobre una isla construida con solo totora y ver que gracias al avance de la tecnología, nuestros queridos “hombres de agua” o “Jas shonis”, no se pierden “Yo Soy” gracias a sus pantallas solares cargadas al 300% durante el día.

El tercer día fuimos a un tour por la zona norte de las islas de los Uros y a la isla Taquile, ubicada a 3 horas de la ciudad en bote. Almorzamos truchas y disfrutamos de las danzas en honor a la Virgen de Copacabana.
Caminamos un montón ese lunes, teníamos que atravesar toda la isla caminando y gracias a la frase que mi abuelo me compartió “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”, nos dimos ánimos para llegar felizmente cansados al bote de regreso.

El martes 07 de agosto amanecimos con un cumpleañero en casa, mi esposo cumplía sus 26 inviernos (aún no es primavera pues!). Desayunamos mate de coca y mi tío Edwin nos llevó al aeropuerto mientras nos contaba sus aventuras como guardián del cementerio de Puno.

Llegamos a Lima a las 2pm aproximadamente, gracias a Dios todos muy felices y con la enorme dicha de haber disfrutado hasta el último segundo de nuestra estadía en la hermosa ciudad de Puno.

Y al fin puedo compartir con alguien más que conmigo misma, esta imagen de mi abuelo y yo mirando el lago Titicaca.